viernes, 15 de mayo de 2009

Mariana Pineda

Nuevas claves interpretativas desde la Teoría de Género
Elda Munch Comini
Agradecimientos
Al Dr. Manuel Ruiz Romero, de la Universidad de Sevilla, por su respaldo e inestimable colaboración.


Introducción
Primera Parte. Mariana de Pineda: El personaje Histórico
Segunda Parte. Estructura social granadina y situación socio-política de las mujeres andaluzas del siglo XIX
Mariana de Pineda: Paradigma de la Violencia Contra la Mujer y la Niñez.
Tercera Parte. Evolución de la Situación Socio-Política de las Mujeres Andaluzas
Cuarta Parte. “Mariana Pineda”: Desafíos y Universos Posibles en Traducción Literaria
Estructura, Personajes y Simbología
Traducción y Análisis de un Parlamento de Mariana. Tercera Estampa.
Conclusiones
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

Introducción

Cuando en 1995 inicié esta investigación en Traducción Literaria sobre “Mariana Pineda”, de F.G. Lorca, advertí que no sería suficiente comparar la versión en inglés con el original en español, en tanto equivalentes dinámicos de problemas lingüísticos y recursos retóricos, que también era necesario un abordaje desde la Historia y la Teoría de Género, para dilucidar numerosos interrogantes vinculados a la elaboración de la obra, que se presentan en la primera lectura sin conocer la historia real. Son preguntas metodológicas para el traductor extranjero: ¿Quién fue realmente Mariana Pineda? ¿Por qué esa condena desproporcionada? ¿Tuvo activismo político? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Qué otras cosas le sucedieron en su vida? ¿Qué sucedía por entonces en España? ¿Había otras mujeres con activismo político? ¿Cómo vivían las mujeres granadinas? ¿Cómo repercutió su muerte en la sociedad granadina de entonces? ¿Es posible traducir a Federico? ¿Vale la pena traducirlo? Es decir, qué, cómo y por qué investigar antes de traducir. A qué problemas lingüístico-retóricos nos enfrentamos y cómo superarlos, o cuáles son los límites de la traductibilidad de esta obra. Cómo trasladar el universo de Federico a otra cultura. Y por qué traducirlo. La Historia brinda las respuestas sobre el personaje y el contexto reales, y la Teoría de Género, permite comprender la estructura de la sociedad granadina; las características del ejercicio del poder en el siglo XIX; la relevancia de su figura; el modo como este caso se convierte en paradigma de la Violencia Contra la Mujer y Contra la Niñez en la Andalucía Decimonónica, qué problemáticas se reactualizan en torno a la situación socio-política de las mujeres andaluzas en la Globalización; cómo elaboró Federico a "su" Mariana, la lírica, la legendaria. Esta obra produce un gran “impacto” en el traductor: Pone a prueba toda su sapiencia y creatividad porque es necesario establecer parámetros exclusivos que se apartan de los convencionales utilizados en traducción literaria, una indagación biográfica-literaria y un exhaustivo trabajo de diccionario. Aquí es necesario contrastar las diversas fuentes bibliográficas en los temas históricos, profundizar cada nuevo indicio, analizar la subjetividad del autor para hallar claves ocultas en el complejo entramado de la elaboración... Pero la sensibilidad del traductor se afina, su percepción se agudiza. Es posible comparar a Mariana Pineda con otras mujeres de su tiempo, de otras latitudes, política e ideológicamente comprometidas; asimismo permite analizar la evolución de las condiciones de vida de las mujeres desde el siglo XIX hasta hoy, y si los cambios producidos incidieron en la superestructura social, o si son sólo superficiales y el Patriarcado continúa operando casi imperceptiblemente.

Primera Parte. Mariana de Pineda: El personaje Histórico

La indagación histórica en torno a su vida está basada en la excelente obra de Antonina Rodrigo, cuyas 4 ediciones son las únicas que existen sobre Mariana de Pineda, en las cuales aporta información fundamental a partir de documentos de archivo. A continuación presentamos una síntesis biográfica, con el propósito de dar unidad conceptual a este trabajo.
Mariana nació el 1º de Septiembre de 1804 en Granada, segunda hija sobreviviente de Ma. de los Dolores Muñoz y Bueno, de Lucena, Córdoba, plebeya, y de Mariano de Pineda y Ramírez, capitán de navío, retirado, de Guatemala, noble
[i]; y murió asesinada en garrote vil el 26 de mayo de 1831, por el verdugo José Campomonte[ii], poco antes de cumplir 27 años, viuda, con dos niños pequeños.
Sus padres no estaban legalmente casados, porque la condición de noble de su padre no lo permitía, y entre 1804 y 1805, sus padres litigaron por la herencia. Antes de morir en 1805, el padre testó a favor de Mariana a quien reconoció como hija natural, y nombró tutor y curador a su hermano José. Su madre desapareció de su vida al agotarse sus posibilidades
[iii] de percibir siquiera una parte de los bienes de don Mariano.
José de Pineda era ciego, de 47 años al hacerse cargo de su sobrina. En 1806, cuando Mariana tenía 2 años, decidió casarse con una prima suya, menor de edad, que no quería criarla. Fue un matrimonio arreglado por la madre de la novia, para restablecer su situación económica. Don José murió en 1812, y en su testamento ordenó cumplir con las decisiones judiciales sobre la herencia paterna de la niña
[iv].
Mariana inició su activismo político en 1824, un año después del fallecimiento de su esposo, Manuel de Peralta y Valte, militar retirado, liberal, padre de sus dos hijos, José María y Úrsula María. Asistía a las reuniones de liberales, conseguía los pasaportes falsos, mantenía y distribuía la correspondencia bajo nombres falsos con los exiliados en Gibraltar, y entre éstos y los presos en la cárcel de Granada, a quienes asistía a diario...Parte de las tareas de inteligencia estaban a su cargo.
Tuvo un nuevo proyecto matrimonial con Casimiro Brodett y Carbonell, de 26 años, destacado militar liberal, pero los tribunales no lo purificaron. Entre 1825 y 1827, Mariana se ausentó de Granada. En 1829, lo impurificaron nuevamente, y en 1830 se asiló en Cuba, retornó a España en 1834 y se incorporó al Ejército hasta su muerte en servicio, en 1837
[v]. Aun se desconocen por qué no pudieron casarse[vi].
Antes de que Ramón Pedrosa y Andrade llegara a Granada, Mariana y su criado, Antonio Burel, fueron procesados por primera vez por causa de infidencia, delatados por Romero Tejada, preso en Málaga. Merced a su defensor, sobre Mariana no recayó sentencia alguna. Pedrosa intentó reactivar la causa, sin éxito
[vii].
En 1825, Fernando VII nombró a Pedrosa Alcalde del Crimen de la Real Chancillería de Granada. Fue el Juez que la condenó a muerte por garrote, y su nombre, sinónimo de fanatismo, intolerancia y tiranía. Estaba enamorado de Mariana, quien lo rechazó, y la sentencia a muerte estuvo relacionada con ésto
[viii].
En 1828, Mariana organizó la fuga de la cárcel de Granada de su primo y amante, don Fernando Alvarez de Sotomayor, 33 años, militar liberal, activo conspirador. Procesado y sentenciado a pena de muerte en 1827, se fugó disfrazado de fraile, y días después, huyó a Gibraltar. La policía requisó la casa de Mariana sin probarle nada, la rodearon de espías, y el alcalde de la cárcel de corte fue depuesto
[ix].
Ese mismo año, Mariana se mudó a la casa que habitó hasta su muerte, ubicada a pocos metros de la campiña granadina, donde vivía con su hijo, un criado y dos criadas. En 1929, murió su tutor; doña Úrsula se mudó con ella y nació su tercera hija, Luisa, hija de don José de la Peña y Aguayo, señorito andaluz. Mariana la reconoció como hija natural, la confió a un ama, y se complicó aun más su situación económica. Intentó vender dos propiedades heredadas, cobrar los réditos adeudados, y los bienes heredados por su hijo
[x]. A comienzos de 1831, tras el fracaso de los alzamientos de Torrijos y Manzanares, ordenó interrumpir el bordado de una bandera masónica, a enarbolarse en un inminente alzamiento liberal. Pedrosa sospechaba de Mariana, y por azar, por una delación, logró iniciarle proceso por causa de infidencia.
El 18 de marzo de 1831, en un reconocimiento en su casa, hallaron la bandera y los letreros, que doña Úrsula trató de esconder infructuosamente. Quedaron bajo arresto domiciliario con vigilancia policial
[xi] durante 9 días, cuando las trasladaron al Convento de Sta. Ma. Egipciaca[xii]. Mariana intentó fugarse sin éxito[xiii]. Desde el inicio del proceso Pedrosa le insistió conque delatase a sus cómplices a cambio de indulgencia, pero estaba consternado frente a su mutismo[xiv]. Mariana permaneció en el Convento hasta el 24 de Mayo, cuando la trasladaron a la Cárcel Baja para ajusticiarla el 26[xv].
El 19 de Marzo Pedrosa elevó un completo informe de lo hallado al Ministro de Gracia y Justicia, don Francisco Tadeo Calomarde, quien adoptó medidas urgentes y remitió la resolución real, que ascendió a Pedrosa a Alcalde de Casa y Corte, puesto ocupado por don Andrés Oller, liberal amigo de Mariana, designado fiscal en la causa. El ascenso otorgó poder a Pedrosa para condenarla a muerte. El proceso duró 2 meses. Su defensor, don José Ma. Escalera, tuvo 24 horas para estudiar el caso y preparar el escrito. Le negaron la posibilidad de apelación y le formularon un cargo falso que nunca conoció. El 26 de Abril, le notificaron el fracaso del litigio por la herencia paterna y al mismo tiempo, la sentencia a pena de muerte suscrita por Oller, fundada en el art. 7º del Decreto del 1 de Octubre de 1830, tras 4 días de juicio. Fernando VII firmó la sentencia de muerte que llegó a Granada a fines de Mayo. Oller fue destituido poco después y rehabilitado en 1833, cuando depusieron a Pedrosa.
El 24 de Mayo la trasladaron desde el Beaterio de Sta. Ma. Egipciaca a la Cárcel Baja. Pedrosa temía una rebelión popular. Allí estuvo 2 días, hasta su ejecución en el Campo de Triunfo de la Inmaculada. En la cárcel le notificaron la sentencia, pero no declaró. A su confesor le expuso su estado patrimonial y la situación de sus hijos. Le confiscaron todos los bienes y Pedrosa inutilizó las cartas para su hijo y su tío, presbítero. La ejecutaron el 26 de Mayo por la mañana. La trasladaron al cadalso en mula por su origen noble. Iba un nutrido grupo de funcionarios de justicia, sacerdotes y militares. Todas las desembocaduras del Albaicín estaban llenas de mujeres, que lloraban ante su entereza. Llegaron refuerzos de tropa presintiendo un amotinamiento. Hubo un complot preparado para salvarla y matar al verdugo, que falló a último momento
[xvi]. La enterraron en el cementerio de Almengor. Esa noche, dos figuras de negro ingresaron al cementerio y clavaron una cruz en la tumba innominada de Mariana[xvii].

Segunda Parte. Estructura social granadina y situación socio-política de las mujeres andaluzas del siglo XIX

En la sociedad granadina decimonónica las clases sociales estaban bien diferenciadas; el matrimonio legítimo entre un hombre y una mujer pertenecientes a distintas clases sociales[xviii]no estaba permitido. Los/as hijo/as de concubinatos eran inscriptos/as como “hijos naturales”, no como “hijos legítimos”[xix], pero éste no gozaba de legitimidad en la conciencia colectiva, constituía una transgresión con consecuencias imprevistas y hasta perjudiciales para los hijos. Ser hijo/a natural era considerado un “defecto”[xx], vocablo que planteaba claramente la diferencia legal entre hijos “legítimos” y “naturales”, de manera velada, responsabilizaba a éstos últimos de su propia situación y adquiría su valor real en el aspecto patrimonial: Por entonces estaba vigente el “Mayorazgo”, institución del derecho civil español cuyo objeto era perpetuar en la familia la propiedad de ciertos bienes con arreglo a las condiciones dictadas al establecerla o, a falta de ellas, a las prescritas por la ley[xxi]. Según Peña y Aguayo, estaban “por las fundaciones excluidos de la sucesión los hijos naturales”[xxii]. Antonina Rodrigo disiente con el autor[xxiii]. El Diccionario de la RAE, clasifica y explica los distintos tipos de Mayorazgo, y es probable que en estos litigios estuviera en juego la interpretación de las normas vigentes[xxiv].
La moral social establecía virginidad a las solteras y adoración eterna a la memoria del esposo las viudas, aun si eran muy jóvenes. Otra institución eran los matrimonios constituidos por varones adultos y mujeres púberes
[xxv]. Eran uniones desiguales, patriarcales, orientadas a asegurar una descendencia fuerte y sana de niñas bonitas, saludables y vírgenes, que significaban una situación de violencia para las mujeres: De Violencia Sexual, porque eran iniciadas por varones mucho mayores que ellas; porque el aparato reproductor materno no estaba suficientemente maduro, y el hijo/a que albergaba en su vientre, o no llegaba a término, o moría durante la primera infancia. De Violencia Moral, porque a las mujeres no les estaba permitido rebelarse frente a estas situaciones; de Violencia Social, porque existía una legitimación social a través de regulaciones que lo permitían; de Violencia Psicológica, por el impacto producido en la psiquis de las mujeres, que pasaban de la adolescencia temprana a la edad adulta sin ningún poder de decisión sobre sus propias existencias.
Las mujeres no podían ejercer profesión ni participar en actividad política alguna. Sólo las mujeres “del pueblo bajo” desempeñaban oficios ligados a su condición femenina: criadas, modistas, bordadoras, cigarreras, amas de lactancia, etc
[xxvi]. Recién en 1882 se creó la primera Obediencia Mixta de la Masonería Española[xxvii]. Pero Mariana de Pineda no fue la única mujer de ideas liberales que tuvo un profundo compromiso político-ideológico. Carmen, desde el sindicalismo[xxviii], luchó por la libertad y la democracia y tantas otras, opositoras al régimen absolutista, respaldaron a los revolucionarios desde sus posibilidades concretas.
El estricto control social lo efectuaba la Iglesia Católica, a través de las partidas de bautismo, matrimonio y defunción, las confesiones de los contrayentes, los padrones parroquiales anuales, las fórmulas de rigor en testamentos y escrituras
[xxix], los Conventos-Cárcel[xxx], como el de Sta. Ma. Egipciaca[xxxi], donde se recluía a todas aquellas mujeres que habían transgredido el orden social impuesto[xxxii]. Pero en muchas ocasiones, la Iglesia fue también el lugar de encuentro de los conspiradores para intercambiar información, lo que se facilitaba donde algún sacerdote pertenecía a la masonería[xxxiii]: La represión feroz impuesta por el régimen absolutista a los opositores, no logró acabar con el espíritu profundamente librepensador que fermentaba en su seno[xxxiv]. En este contexto, merece destacarse la asistencia de mujeres de clase baja a la ejecución de Mariana, quienes fueron a despedirse de la revolucionaria querida en toda Granada, a expresarle su solidaridad con su presencia y su llanto[xxxv].
Mariana de Pineda: Paradigma de la Violencia Contra la Mujer y la Niñez.
Este caso representa todas las formas de Violencia Contra la Mujer y Contra la Niñez ejercidas por la sociedad granadina. Todas las mujeres y todos los niños/as granadinos/as, sin distinción de clase social, estaban atravesados por formas específicas y transversales de Violencia. Específica en tanto forma de dominación por género, en las mujeres, y por colectivo etáreo, en los niños, quienes dependen del mundo adulto para poder subsistir, tanto en lo psicológico-afectivo como en lo biológico, económico y social. Debido a esta dependencia, se establecen complejas relaciones afectivas entre niños y adultos y estrategias de supervivencia infantil: Los mismos adultos que los crían y dicen amarlos, son quienes luego los maltratan. Pero el maltrato contra niños y mujeres puede adoptar distintas formas, dirigidas a generar sometimiento, pérdida de la voluntad, resignación y desvalimiento
[xxxvi].
Los hijos de Mariana quedaron desvalidos por el asesinato de su madre. Úrsula Ma., la mayor de las niñas, falleció tiempo después que su padre y a la muerte de su madre, de haber vivido, hubiera tenido 9 años. En 1831, su hijo mayor, José Ma., tenía 10 u 11 años, y la menor de los tres, Luisa, apenas dos
[xxxvii]. La violencia ejercida contra sus hijos fue Ideológica, estaba legitimada en la escala de valores de esa sociedad. Moral, puesto que por su ascendencia noble, no pudo criar a Luisa, su hija natural. Política, porque las consecuencias del proceso, se extendieron a su hijo, quien, desde 1837, cuando comenzó a servir en el Estado, estuvo 8 veces vacante, por los cambios en el gobierno, hasta que en 1856 las Cortes Constituyentes le concedieron una pensión. Psicológica, porque quedaron sin afectividad ni contención. Económica, porque todos los bienes de Mariana y sus hijos, fueron confiscados. José Ma. quedó a cargo de su curador, don José Garzón y Berrueso, párroco de Ntra. Sra. de las Angustias, confesor de Mariana, quien le gestionó una plaza efectiva de subteniente en la 5ª compañía del 3º batallón del Regimiento de África 7º de línea, y falleció sin dejar descendencia, alrededor de 1895[xxxviii]. No queda claro en la obra de A. Rodrigo, quién quedó a cargo de Luisa ni dónde vivió entre 1831 y 1836, a partir de cuando vivió en la casa de su padre. Pasaron 6 años hasta 1837, cuando con 8 años, el Ministerio de Hacienda le concedió 69 reales anuales de pensión, hasta que contrajese matrimonio, cuando le entregarían una dote equivalente a ocho anualidades[xxxix]. En 1846, Peña y Aguayo la reconoció como hija, cuando ésta ya tenía 17 años, esperó todo ese tiempo para asumir su paternidad, y transcurrieron 6 años más hasta 1852, cuando la instituyó heredera de todos sus bienes, para reconocerle su derecho. Luisa se casó con don José Valverde y Orozco, tuvo dos hijos, José y Dolores Valverde y Peña y murió de tuberculosis en Francia, a los 25 años[xl].

Tercera Parte. Evolución de la Situación Socio-Política de las Mujeres Andaluzas

El objetivo de este apartado es brindar un "racconto" histórico del proceso de evolución de las condiciones de vida de las andaluzas desde el asesinato de Mariana, analizar la naturaleza ideológica de los cambios producidos, la vigencia de su figura, y qué problemas se reactualizan. Por los límites impuestos a la extensión de los trabajos, realicé una selección de datos que pueden resultar conocidos y arbitrarios, pero que son muy útiles para los propósitos señalados.
Este proceso experimentó los avances y retrocesos del contexto político-ideológico-económico-cultural y social español desde el siglo XIX. Granada no sería la misma después de su asesinato: El violento poder Patriarcal fue desafiado por una mujer viuda con dos hijos pequeños, que enfrentó a la autoridad real sin más armas que su honor, su silencio y su lealtad a la causa de la Libertad y la Democracia. No lograron corromperla ni siquiera mencionándole a sus hijos, y la pauta está en la carta a su hijo, inutilizada por Pedrosa. Fue también una lección de coraje cívico para sus correligionarios, entre quienes tantas delaciones hubo. Y para sus contemporáneas, porque vivió libremente su sexualidad, hasta despreciar los requerimientos de Pedrosa, quien le ofrecía la vida a cambio de que fuera su amante. Su asesinato y los de otros compañeros ese mismo año, causaron una indignación popular sin límites a pesar del silencio impuesto por la represión, que se agudizó hasta la muerte de Fernando VII en 1833, cuando se intentaron represalias que no se concretaron
[xli]. Sin embargo, las condiciones de vida y trabajo de las andaluzas permanecieron sin cambios. Recién a fines del siglo XIX se produjo una leve mejora para las mujeres de clase media, no para las trabajadoras y campesinas, cuya situación era de completo sometimiento y opresión. Entre 1920 y 1930 todavía estaban vigentes los matrimonios arreglados, y el salario de las campesinas era 50% inferior al de los varones: La situación de las españolas era comparable a la de las musulmanas en la actualidad[xlii]. En 1931 el gobierno introdujo el divorcio, el voto femenino y una reducida licencia por maternidad. El Movimiento de Mujeres, pequeño y reformista, estaba integrado por mujeres profesionales de clase media. En 1936, poco antes del golpe militar, dos grupos de mujeres anarquistas de Madrid y Barcelona formaron la organización Mujeres Libres, que trabajó intensamente entre 1936 y 1939 en educación, salud, trabajo, sindicalización, maternidad, discriminación, etc., y sumaron 30 mil en toda España. Al avanzar la Guerra Civil, los Socialistas, Comunistas y el POUM establecieron sus secciones femeninas, que al igual que las anarquistas combatieron junto a los hombres en los frentes de batalla[xliii]. La condición socio-política de las mujeres sufrió un serio retroceso durante el franquismo. El modelo de mujer impuesto queda muy bien descripto en estas dos citas textuales: “La finalidad de la Sección Femenina es preparar a la mujer para que otro día pueda ser madre de una familia católica, patriótica y modélica en todos los aspectos” (Plá-Dalmau, Enc. Estudio-Libro Amarillo, 1958). “La Sección Femenina quiere que todas sus afiliadas sean veraces, alegres, religiosas, honestas y nobles; que no anide en ellas la pereza, envidia o maledicencia, y que estén siempre dispuestas al servicio, y si fuera necesario, al sacrificio” (Álvarez, A., Enc. de 2º grado, 1971)[xliv]. Pilar Primo de Rivera, fue Delegada Nacional de la Sección Femenina hasta 1977, y administró casi todas las políticas sociales de Franco. En 1942, intentaron casarla con Adolf Hitler, y murió en abril de 1991[xlv].
Hace 20 años se inició el proceso de modernización y desarrollo de Andalucía, al dotarla de infraestructura y servicios que redujeron los déficits históricos acumulados, parte de las causas del atraso. Los cambios sociales producidos, hicieron que la sociedad andaluza cobrara conciencia de sí misma, de su situación actual respecto de otras comunidades y de los desafíos a superar
[xlvi]. Los hechos históricos demuestran que desde siempre las mujeres han protagonizado las luchas por la Libertad, la Igualdad y la Democracia, aunque las corrientes historiográficas predominantes, netamente patriarcales, las hayan colocado en un segundo plano "decorativo", cuando no omitido por completo. Mariana Pineda no fue ajena a esto. En la extensa bibliografía consultada, su caso no aparece mencionado, o, a lo sumo, le dedican unas pocas líneas. La Democracia es el momento político apropiado para rescatar figuras de esta talla, y construir proyectos colectivos basados en los principios por los que lucharon. Pero el interrogante es cómo se están construyendo. Si son auténticamente incluyentes o si sólo aparentan serlo. Si las problemáticas de género y de violencia contra la niñez, se abordan desde el cuestionamiento al patriarcado, o desde lo "políticamente correcto": lo conveniente para sumar votos. La situación social de las andaluzas mejoró sustancialmente en el último decenio, por la acción de las asociaciones de mujeres, la influencia ejercida en los partidos políticos, el desarrollo normativo del principio de igualdad reconocido en la Constitución, y su incorporación masiva al mercado laboral[xlvii]. No obstante, persisten numerosas situaciones de inequidad que señalan la necesidad de profundizar las acciones emprendidas para alcanzar la paridad entre los géneros. Las áreas más sensibles son: Trabajo y Educación, Violencia, Salud, y Participación Social y Política.
Desde 1990, crece la tendencia a la incorporación de las mujeres al mercado laboral, con un incremento de la tasa de ocupación femenina en los niveles educativos más elevados. El elevado desempleo femenino se generó en que esta incorporación tuvo un ritmo mayor del que el mercado pudo absorber, aunque la tasa actual de paro femenino, 32,61%, es la más baja de los últimos 14 años. Entre las mujeres predominan los contratos eventuales por sobre los de tiempo parcial e indefinidos; existen importantes diferencias salariales entre los géneros y persiste una excesiva terciarización polarizada en determinadas ramas de servicios
[xlviii]. Pero en la familia, los roles tradicionales no se modificaron. La mayoría de las mujeres cumple doble jornada laboral, una fuera y otra dentro del hogar, porque no hubo un reparto igualitario de las responsabilidades entre mujeres y varones[xlix]. Frente a estas dificultades para conciliar lo público con lo privado, disminuyó el número de matrimonios y nacimientos, ya que las andaluzas tienden a priorizar su desempeño laboral por sobre la conformación de familias tradicionales[l]. Para responder a esta compleja situación, se crearon los Servicios de Orientación y Acompañamiento al Empleo y de Defensa Legal en Casos de Discriminación Laboral. La incorporación masiva de las mujeres al mercado laboral no modificó conductas en los géneros frente a las tareas domésticas. Ideológicamente, es una de las formas más arraigadas de ejercicio del poder patriarcal en la vida cotidiana.
La Violencia Contra las Mujeres puede ser física, psicológica o sexual, con consecuencias graves sólo superadas mediante asistencia especializada. Este fenómeno tiene hoy una mayor visibilización, aunque las denuncias son ínfimas comparadas a los casos existentes
[li]. Puede tratarse de Violencia Familiar, Acoso Sexual, Prostitución, Situaciones de Riesgo de Exclusión Social, y también de Ablaciones, "Limpiezas Étnicas" y Violaciones como forma específica de tortura a las mujeres. Las víctimas de Violencia Familiar son mujeres de todas las edades y clases sociales, en especial niñas, y en muy inferior porcentaje existen casos de violencia de hijos contra padres o de mujeres hacia varones. Quienes la ejercen son, generalmente, parientes o allegados al entorno familiar[lii]. Ante la gravedad de este problema, en 1998 el Gobierno Andaluz aprobó el Plan de Actuación para Avanzar en la Erradicación de la Violencia Contra las Mujeres, con servicio telefónico gratuito todos los días las 24 horas, casas de acogida, casas de emergencia, pisos tutelados, servicios de defensa legal y ayudas económicas[liii]. Esta es otra forma adoptada por el patriarcado para ejercer su poder puertas adentro del hogar. Su persistencia y altos índices, señalan que los grandes avances científico-tecnológicos y la consolidación democrática no necesariamente producen cambios culturales profundos, que la violencia como modo de resolución de problemas está aun legitimada en gran parte de la población, y que dirigida contra mujeres y niños es una demostración de "hombría".
La estructura social andaluza, jerárquica, discriminatoria y patriarcal, también impacta en la Salud femenina, por diferencias biológicas y culturales entre los géneros. Según los datos de la ENS de 1997, el 36,9% de las mujeres estima que su estado de salud es regular, malo o muy malo, con interrupciones breves pero frecuentes de la actividad laboral, debido a la fatiga por la sobrecarga de la doble jornada de trabajo, originada en la no corresponsabilidad del trabajo reproductivo del resto del grupo familiar. Las causas de muerte varían con la edad: en la infancia, predominan los tumores, accidentes y las enfermedades del sistema nervioso, en la adultez, los tumores y las circulatorias; en la tercera edad, las enfermedades circulatorias, los tumores y las respiratorias, con tasas menores que los varones. En Salud Reproductiva, el cáncer de mama es la principal causa de muerte entre mujeres jóvenes
[liv], y se necesita mayor atención a: humanización del parto, planificación familiar, síntomas de menopausia, mujeres con carga familiar no compartida y víctimas de violencia[lv]. Temas como métodos anticonceptivos, anticoncepción de emergencia, enfermedades de transmisión sexual y aborto, son el disparador para todos los proyectos del área, y merecen un debate democrático, con total amplitud de criterio y como parte de los Derechos Humanos de las Mujeres, para que las demás problemáticas tengan un tratamiento adecuado.
Actualmente se está ampliando y diversificando la participación femenina en la sociedad andaluza, lo que implica mayor capacidad de influencia y extensión de la toma de decisiones: El incremento del número de asociaciones de mujeres, más de 1300 en el año 2000, en tanto colectivos específicos, y el creciente número de mujeres ocupando cargos de responsabilidad en instituciones de gobierno y de representación política, así lo demuestran. En la actual legislatura, existe un 49% de diputadas del PSOE, 34% del PP y 14% de IU. El PA no tiene ninguna diputada. En el Senado, la participación femenina se incrementó hasta alcanzar el 30%, porcentaje común a ambas Cámaras. Aunque en el PSOE el número de diputadas alcanza casi la paridad, en los demás partidos ésta se encuentra aun distante
[lvi]. No obstante, que haya más mujeres en puestos de responsabilidad, no necesariamente supone mejoras en las condiciones de vida. Lo central es cómo se ejerce el poder: si las mujeres al acceder a espacios de poder, reproducen las prácticas patriarcales contra las que han luchado, o si construyen espacios más igualitarios. Merece destacarse la presencia de redes de mujeres en Internet, como ADESCO y Mujeres en Red, formadas por numerosos colectivos que permiten una mayor articulación del movimiento social de mujeres dentro y fuera de España. Implican una nueva forma de participación social y política y un uso democrático y solidario de las nuevas tecnologías. La incorporación creciente de estudios de género en todos los niveles educativos tiende a articular teoría y práctica en educación, trabajo y participación.
En este recorrido histórico quedan evidenciados los cambios producidos en la situación socio-política de las andaluzas desde 1831 hasta hoy. Actualmente no tienen vigencia la mayoría de las formas de opresión y sometimiento femeninos y de la niñez que eran lo cotidiano en tiempos de Mariana. No obstante, cuando Federico estrenó su obra durante el régimen primorriverista, las condiciones de vida de las mujeres eran verdaderamente difíciles, y el retroceso operado durante el franquismo fue mayúsculo. Cabe suponer, que el lirismo que le imprimió a "su" Mariana, estuvo estrechamente relacionado con los prejuicios sociales de la época en torno al libre ejercicio de la sexualidad femenina, fundados en concepciones religiosas conservadoras. Mariana fue una de las precursoras en la historia contemporánea andaluza, y su figura merece rescatarse como parte de la Memoria Colectiva del pueblo andaluz, y ejemplo para todas las generaciones de mujeres. Pero no debemos institucionalizarla. Su figura debiera contribuir a los debates sobre el patriarcado, las formas que adopta con el transcurso del tiempo, y las formas de ejercicio del poder desde las mismas mujeres.

Cuarta Parte. “Mariana Pineda”: Desafíos y Universos Posibles en Traducción Literaria

Hasta aquí hemos intentado responder a los interrogantes metodológicos planteados en Historia y Teoría de Género. A continuación, mostraremos la pertinencia de estos estudios en Traducción Literaria, es decir, como contribuyen a dilucidar los recursos adoptados por el autor en la elaboración de la obra, fundamentales para que el traductor sepa qué está traduciendo, lo que se relaciona con el debate sobre la "traductibilidad" de F.G. Lorca y el "impacto" que esta obra produce en el traductor. Con este propósito, analizaremos los aspectos más relevantes de esta primera pieza teatral de Federico, considerada “mediocre” por él mismo y desde entonces, por muchos críticos literarios. Pero para el traductor literario posee una gran riqueza desde su elaboración. Coincidamos o no con el tratamiento de Federico, es preciso reconocer la indagación histórica que realizó para poder presentarnos a “su” Mariana, la que vivió y murió por amor a la libertad. En la obra existen numerosos simbolismos, yuxtaposiciones, creación de climas y rasgos reales de la personalidad de los protagonistas[lvii] que el traductor literario sólo puede aprehender tras haber investigado en Historia; la Teoría de Género aporta una comprensión cabal de la magnitud de la opresión y el sometimiento femeninos de entonces, el modo como se reflejan en la obra, y la verdadera dimensión humana de cada personaje. Estos aportes permiten una descripción minuciosa de los problemas metodológicos a abordar, a contextualizarlos dentro de la problemática traductorial que presenta F.G.L.; a proponer otros abordajes en Traducción Literaria, y a reflexionar sobre el impacto de este tipo de traducciones en el traductor.

Estructura, Personajes y Simbología

La obra está dividida en un prólogo y tres estampas. El prólogo contiene parte de los simbolismos presentes en toda la obra y transmite vivamente el clima trágico que se profundiza en cada estampa. La primera, gira en torno a la fuga de Pedro y la bandera que Mariana había empezado a bordar, celosamente escondida en su casa. Su madre y su criada demuestran gran preocupación por su actividad política, a la que se entrega por amor a Pedro y por la que descuida a sus hijos. Lucía y Amparo la encuentran muy triste, y Fernando, el admirador rechazado, es quien luego lleva el pasaporte falso a Pedro, que se fugó disfrazado de fraile de la Cárcel de Granada. La segunda, presenta a sus hijos jugando con la Clavela. Pedro, con el pasaporte y un caballo, la visita y ambos esperan la llegada de los conspiradores para saber si el levantamiento se produce. Momentos después se fugan Pedro y los conspiradores al advertir que Pedrosa y sus hombres se acercan, quien la visita con intención de interrogarla pero también la acosa sexualmente. Ante su negativa a declarar, Pedrosa le impone prisión domiciliaria. Mariana intenta escapar, sin éxito. La tercera se desarrolla en el Convento de Sta. Ma. Egipciaca. Las religiosas la contienen emocionalmente, y el jardinero, Alegrito, es el contacto entre los conspiradores y Mariana, y debe transmitirle que no irán a salvarla, que Pedro partió ya a Inglaterra. Mariana manifiesta enorme preocupación por sus hijos y poco a poco cae en un estado de delirio, pero no cede ante las presiones cada vez más intensas de Pedrosa. Fernando la visita y le pide que declare para salvarse, pero Mariana calla. Las monjas y novicias se despiden muy acongojadas, cuando viene a buscarla el coche para trasladarla a la Cárcel Baja porque va a ser ejecutada.

En total, los personajes son más de 20: Mariana Pineda, Isabel la Clavela, Doña Angustias, Amparo, Lucía, sus hijos, Sor Carmen, las novicias, las monjas, don Pedro de Sotomayor, Fernando, Pedrosa, Alegrito, los conspiradores, la Mujer del Velón, las niñas[lviii]. Doña Angustias es su madre adoptiva, doña Úrsula de la Presa, condenada a 10 años de reclusión en el Beaterio de Sta. Ma. Egipciaca. Pedro es Fernando Álvarez de Sotomayor, su primo y amante. En Fernando, Federico yuxtapone a Casimiro Brodett y Carbonell, con quien Mariana estuvo por casarse, con José de Salamanca, su admirador liberal rechazado, aunque pareciera predominar la semblanza de este último[lix]. Pedrosa, el Juez que la condenó a muerte. Sus hijos, una niña y un niño: Aquí yuxtapone a Úrsula Ma., la mayor, fallecida, con Luisa, la menor, hija de Peña y Aguayo. Los 4 conspiradores representan a los compañeros liberales que preparaban el alzamiento, a la espera de noticias de los otros grupos. Sor Carmen, la Madre Superiora a cargo del Convento quien asentó en el Libro correspondiente la entrada y salida de Mariana. Las novicias y las monjas, las religiosas que le brindaron "emotivas jornadas de paz"[lx]. Alegrito, personaje ficcional, permite a Federico mostrar la operatoria de la red de informantes de los conjurados, enfrentar a la esperanza de salvación que abrigaba Mariana con la realidad de que nadie iría por ella, y el estado de delirio que le atribuye en sus últimos días. Isabel la Clavela, es su criada: Las dos criadas, María Román y Carmen Sánchez, fueron absueltas, y el criado José Antonio Burel, condenado a 8 años de presidio en el Peñón de la Gomera, quienes testimoniaron a su favor en el juicio, están yuxtapuestos. Amparo y Lucía, hermanas de Fernando, hijas del Juez de la Chancillería, son el recurso utilizado para asociarlas con la ley, posiblemente con don Andrés Oller, juez liberal amigo de Mariana, quien como fiscal firmó su condena a muerte[lxi]. Las niñas, cantan el romance popular que la evoca. La Mujer del Velón, mujer del pueblo, articula la acción en el prólogo.

Analizaré sólo los símbolos pertinentes para este trabajo. Aquí se encuentra gran parte de la simbología presente en toda la obra de Federico: Las intensas imágenes visuales, la presencia del mar, la luz de luna, las guirnaldas de frutas, las niñas cantando el romance popular. El mar, salado e imbebible, mal presagio para el amor en la literatura española, también evoca la emboscada tendida a Torrijos en las playas cercanas a Málaga en Diciembre de 1831, y la partida de Pedro a Inglaterra[lxii]. Federico comprime y yuxtapone los hechos históricos para teatralizarlos: La fuga de Pedro, en la obra sucede poco antes del inicio del proceso, mientras en la historia real, Fernando se fugó en 1828. La evocación a Torrijos le permite contextualizar los hechos acaecidos en 1831: Su intento fallido en Enero, la preparación del levantamiento liberal, el pronunciamiento de Manzanares en Marzo, las persecuciones tras la muerte de Mariana, la emboscada en Diciembre[lxiii]. En el telón, la fachada de la casa de Mariana, con motivos marinos y guirnaldas de frutas, representa la última vivienda que habitó, próxima a la vega de Granada[lxiv]. Las frutas representan desde la dulzura de la naranja - su amor por Pedro y la libertad y el bordado de la bandera por amor-, hasta la acidez del limón -la muerte por ese mismo amor[lxv]-. La luz de luna, se asocia a una atmósfera nocturna predominante en toda la obra, y a una muerte violenta, infligida por un elemento cortante: el garrote vil. El romance popular es como un paréntesis que abre la obra en el prólogo y la cierra al final de la tercera estampa, confiriendo un grado de dramatismo creciente y una proyección fatalista[lxvi].

Traducción y Análisis de un Parlamento de Mariana. Tercera Estampa.

Reproduzco la traducción de Robert G. Harvard del parlamento que figura en las lín. 202 a 211, págs. 154 y 155, de la edición citada, donde se enfrenta al interrogatorio de Pedrosa.

Mariana (Fiera):

1 No diré nada, como Ud. querría,
2 a pesar de tener un corazón
3 en el que ya no caben más heridas.
4 Fuerte y sorda seré a vuestros halagos.
5 Antes me daban miedo sus pupilas.
6 Ahora le estoy mirando cara a cara
(Se acerca.)
7 y puedo con sus ojos que vigilan
8 el sitio donde guardo este secreto
9 que por nada del mundo contaría.
10 ¡Soy valiente. Pedrosa, soy valiente!

Mariana (vigorously):

1 I´ll speak not a word to satisfy you.
2 My heart is so brimful of sorrow
3 It has no room for any other wounds.
4 Your fawning words will fall on deaf ears.
5 There was a time your eyes struck fear in me,
6 But now I face you, cool and unafraid,
(she draws closer)
7 eyeball to eyeball, in the sure knowledge
8 that you can never see into my world
9 and read that secret I will never tell.
10 No, you won´t break me, Pedrosa. You can´t!

Aquí Mariana demuestra su total lealtad a la causa de la libertad, no se deja convencer ni amedrentar. El término "halagos" alude al acoso sexual ejercido por Pedrosa en la vida real, claramente expuesto en la Estampa Segunda, pág. 130 lín. 478 a 500. Los versos 2 y 3 tienen doble significado: En la obra aluden a la partida de Pedro a Inglaterra, quien en realidad, la abandona. En el pasado le prometió que moriría junto a ella y ahora, encarcelada en el convento, próxima a ser condenada a muerte, Pedro no la rescata, ni tampoco sus compañeros liberales a quienes salva con su silencio. En el contexto histórico, se resignifica: los litigios por las herencias paterna y la de su hijo, el matrimonio frustrado con Brodett, los fallecimientos de su esposo, y de su segunda hija, y el abandono de Peña y Aguayo tras el nacimiento de Luisa. Este parlamento consta de 10 versos: 2decasílabos (2 y 9), 4 endecasílabos (3, 5, 7 y 10), 2 dodecasílabos (1 y 8), 1 de 13 sílabas (4) y otro de 14 (6). En los versos 4 y 5 hay hipérbaton: La sintaxis normal es "Seré fuerte y sorda a vuestros halagos" y "Antes sus pupilas me daban miedo", lo que permitió a Federico producir la rima consonante entre el 3 y 5 versos. En los restantes predomina la media rima
[lxvii]. Entre los versos 5 y 9 hay sinestesia[lxviii]: Mariana superó su miedo a Pedrosa, y puede mirarlo a los ojos sin quebrar su silencio. La metáfora se plantea en los versos 7 y 8: En la obra, en su corazón; en la realidad, su firme decisión de callar a costa de su propia vida. Concurren una sensación visual, otra emocional (miedo que trocó en valor) y otra auditiva (la elocuencia de su silencio). Hay rimas internas en los versos 4 (sorda/seré), 7 (ojos/vigilan), 8 (sitio/secreto) y 9 (nada/mundo). Hay 2 repeticiones: en el 6 verso, una frase figurativa familiar ("cara a cara") y en el 10, una redditio[lxix], repetición como paréntesis (¡Soy valiente. Pedrosa, soy valiente!). En su traducción, Harvard mantiene la atmósfera dramática y la indignación de la heroína con equivalentes dinámicos en la versificación, los recursos retóricos, la estructura sintáctica y la selección lexical. La versión en inglés consta de 10 versos decasílabos, 1 nonasílabo y 1 octosílabo. Hay una sola rima consonante en los versos 4 y 5, los restantes son de rima libre.

Predomina la rima interna, en versos 1(speak/satisfy), 2(so/sorrow), 3(room/wounds), 5(time/eyes), 6(face/unafraid), 7(eyeball/eyeball). Hay aliteración en el 4 verso (fawning/fall/deaf), que produce al invertir los términos, "halagos", ubicado al final, lo traduce como "fawning words" y lo ubica al principio, y "will fall on deaf ears", implica a "Fuerte y Sorda". Repite el vocablo "never" en los versos 8 y 9. En el verso 1 altera la posición normal de la partícula "not" entre los verbos auxiliar y principal, para ubicarla a continuación del verbo principal, mantiene el registro literario y produce una selección lexical que permite el decasílabo. En los versos 2 y 3, elide los conectores (though, that) que se ubicarían al comienzo de cada uno, traslada "My heart" (por "un corazón") al inicio, "now" (por "ya") detrás del verbo principal, y recupera la estructura profunda ("is so brimful of sorrow"). A "Puedo", en el verso 7, lo traduce como "cool and unafraid", y también recupera la estructura profunda: "in the sure knowledge". Mantiene la sinestesia y la redditio con 2 verbos modales, pero no el hipérbaton.

Conclusiones

Mariana es una de las pocas mujeres que en su tiempo cuestionó la ilegitimidad de un poder absoluto y corrupto, y defendió las libertades públicas y la igualdad entre los sexos, lo que la transforma en un antecedente de las ideas libertarias que llegaron a España a fines del siglo XIX. Hoy, cuando en Andalucía se trabaja para erradicar la violencia doméstica y la discriminación laboral contra las mujeres, su figura cobra gran relevancia: se atrevió a tener activismo político cuando en los mismos círculos liberales y masones no se aceptaba la presencia femenina; con la misma libertad que eligió tener al menos dos amantes, rechazó de plano los avances de Pedrosa; cambió el tradicional e hipócrita concepto de honor femenino basado en la pureza sexual, por el de la incorruptibilidad de los principios éticos y la lealtad ideológica, enfrentó a la Violencia Institucionalizada con la coherencia de sus actos. Fue una de las Precursoras que luchó contra el Patriarcado.
El conocimiento de los procesos histórico-políticos del pasado es imprescindible para construir todo proyecto político serio y progresista, basado en la Libertad, la Memoria, los Derechos Humanos y la Democracia. Aquí se revelan, como consecuencia del contexto político, los límites de liberales y masones para articular estrategias que lograsen el respaldo popular necesario para derrocar al absolutismo. Era el proyecto revolucionario de una élite, que impulsó la revolución popular al sumar a comerciantes, miembros del clero y hombres del pueblo que ingresaban al Ejército para asegurarse la fuente laboral, desde donde tomaron contacto con los militares que encabezaron las acciones. La revolución política, con las breves experiencias de 1812/1814, moderada, y la de 1820/1823, más radical, construyó un poder político muy endeble: los liberales no habían gobernado antes y las pujas internas propias lo debilitaron demasiado; la oposición realista era muy fuerte por su tradicional estructura de poder y era además, un proyecto político construido dentro de un régimen absolutista. Así, en contradicción con la causa de lucha, Libertad y Democracia, en la práctica era un proyecto patriarcal y autoritario. El objetivo era político: acceder al poder para producir cambios estructurales, pero no se planteaban cambios ideológicos en la superestuctura social. La pauta es la condición de sometimiento y opresión que sufrían todas las mujeres. El Patriarcado es la ideología común a las expresiones políticas de todo signo, expresada en los ordenamientos jurídicos y en la vida cotidiana de las personas, transmitida generacionalmente. La experiencia más clara en el siglo XIX, es el caso Mariana de Pineda, y en el siglo XX, la lucha de las Mujeres Libres dentro del Movimiento Anarquista -políticamente el más radical- para ser reconocidas como pares tanto en la militancia política como en lo laboral y la vida cotidiana. Desde hace 10 años, la situación socio-política de las andaluzas pareciera haber mejorado. Sin embargo, en el material relevado
[lxx], que incluye declaraciones públicas de Izquierda Unida y del Partido Andalucista sobre las mujeres y las minorías sexuales, no se menciona ni una sola vez el término "Patriarcado", ni se analiza la estructura y el ejercicio del poder patriarcal en las instituciones, incluida la familia tradicional; la violencia contra la Niñez recibe escaso tratamiento, y los debates por Métodos Anticonceptivos, Anticoncepción de Emergencia, Enfermedades de Transmisión Sexual, Aborto y Nueva Masculinidad están por completo ausentes, y excepcionalmente se plantean los Derechos de las Mujeres como Derechos Humanos y la Violencia contra ellas como un Delito. Si el debate sobre el Patriarcado estuviese agotado porque el pueblo andaluz se hubiese concientizado, el problema de la violencia doméstica estaría al menos, casi superado. Pareciera que para incluir el tema de género en la agenda política gubernamental y de los partidos, se hubiese negociado no abordar el debate sobre el Patriarcado, que afecta a las bases mismas de la sociedad, sus instituciones y la construcción y el ejercicio del poder. Despojar de este debate al tema de género, es reducir toda la lucha feminista al logro de reivindicaciones por tratarse del 51% de la población, sin superar la condición de víctimas, haciendo que la opresión y el sometimiento femeninos sean más sutiles, invisibilizarlos nuevamente. Los Derechos de las Mujeres constituyen un área específica de los DDHH. Legitimarlos es dar estatuto de Persona Humana a las Mujeres, y que delitos como la Violación puedan recibir un tratamiento más severo del que actualmente reciben.

Los recursos que utilizó Federico para elaborar la obra demuestran que no es posible traducirla sin antes investigar los hechos históricos, la situación socio-política de las granadinas en el siglo XIX, su vida y las características de su producción. En cada obra manifestó su sensibilidad más profunda y los conflictos sociales de su tiempo. La libertad, el amor, el sufrimiento, la pasión y la muerte son sus temas centrales, relacionados a su sensibilidad y a la idiosincrasia del pueblo andaluz, y son la esencia de la simbología utilizada. "Su" Mariana es casi virginal: Para conciliar la profunda religiosidad de la Mariana "real" con su agitada vida sentimental, su maternidad, la profunda religiosidad del pueblo andaluz, el contexto histórico en el que se estrenó la obra, y su propia afectividad, altera la historia real y perfecciona la leyenda. Yuxtapone a los personajes con este propósito. La traducción es un gran desafío por las problemáticas que presenta: la métrica y la rima de los versos, las intensas imágenes visuales, la complejidad de los recursos retóricos, los distintos niveles de significado, las alusiones históricas, los aspectos culturales -un drama tan andaluz-, la sensibilidad lorquiana -que la traducción logre hacer hablar a Federico en inglés y el traductor desaparezca-. Harvard mantiene casi todos los recursos retóricos y una métrica lo más aproximada posible a la original, sustituye las rimas asonantes o consonantes por rimas internas y aliteración. Traduce ideas rescatando las estructuras profundas, y elide vocablos y repite otros para mantener el énfasis original. Federico expresó claramente su compromiso ideológico en sus conferencias y en los manifiestos políticos que firmó. "Mariana Pineda" es la historia de la lucha por la libertad y contra la injusticia y la corrupción del poder político, temas tan dolorosamente actuales en la sociedad argentina, que durante el siglo XIX tuvo mujeres política e ideológicamente tan comprometidas como Mariana de Pineda: Mariquita Sánchez de Thompson, Macacha Güemes y Aurelia Vélez, entre otras, quienes también desarrollaron tareas de gran responsabilidad y desafiaron abiertamente los mandatos sociales impuestos. En próximos trabajos, abordaremos en profundidad a estas figuras.

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